viernes, agosto 15, 2003

Descubrí que al salir de casa me acompaña la idea -aunque vaya a la colonia de junto-, de que no regresaré porque algo en otro sitio me espera. Tal vez se deba a que nunca olvidé el paisaje –ésa montaña- que con tu mano señalabas “afuera siempre es mejor”. Así que cargo en mi bolsa, cada vez que salgo, un cepillo de dientes y un lápiz labial.

-Alicia vanidosa que no puede salir sin cargar un costal.

Últimamente pienso mucho en las madres de Poncho, Octavio y Alejandro. Tal vez se debe a que ellos me han mostrado –del puño y letra de cada una- lo que puede suceder treinta años antes y después de abrir las piernas en cualquier sala de partos. Mientras, Octavio juega a decirme mamá y un niño en el metro me ofrece mazapanes por un peso y otro pone en mis manos una alegría de amaranto por la misma cantidad.

-Alicia ha descubierto la el sentido de la palabra fecundidad.


He dejado atrás a varias personas y me parece que yo no he sido exenta del mismo trato. Espero que me entiendan –porque yo no les reprocho- que sea la única manera – como el Gigante de Livia- que he encontrado para engañar al tiempo. Algunas cosas caducan y otras simplemente se congelan para el momento oportuno. Depende de cada quien entender cuándo es el momento y entrar al refrigerador.

-Alicia- ¡ssshhhhhhhhhttttt!


Continuará…