jueves, julio 10, 2003

No soy una perita en dulce pero nunca es mi intención joder al prójimo. Sería hipócrita también decir: al menos concientemente- porque sé perfectamente que no soy ninguna hermana de Calcuta. Hay situaciones que a veces me hacen ser totalmente detestable para otras personas. Quizás ayer haya sido una de ellas y, aunque no me lo demostraron, mi cambio de actitud puede resultar extraño. Creo que se trata de un problema de comunicación: me enseñaron, en cosas del amor, a dar todo por entendido y nunca preguntar, quise utilizar el mismo método que fue utilizado conmigo. Me arrepiento por no hablar. Sin embargo, aunque sí hablamos de otras cosas y nos reímos, tampoco escuché qué es lo que quiere de mí. Lo siento pero dejó de interesarme ser una bolla en medio del mar. Obviamente no intento responsabilizar a otros por mis nuevas emociones, sino ser honesta conmigo. Ya lo he dicho, me interesa que todo sea real.