jueves, mayo 27, 2004



En la estación Etiopía, línea verde o tres del metro, en el descanso de las escaleras que llevan a la entrada de la dirección Universidad, ahí, un tipo descansa su espeso cuerpo de más de 130 kilos. Tiene la pierna izquierda estirada para que la mires y tropieces con ella; exhibe el gran trozo de carne apenas cubierto con piel podrida y con moscas. El tipo, según me han dicho, desde hace tres años le cuelga la pierna casi muerta y pide limosna en el mismo lugar.

-Algunas personas en lugar de dar compasión, dan asco.
-¿qué órgano de tu cuerpo tienes putrefacto?
-Alicia, tus manos no se infectaron.