Ayer viajaron voces y las recibí todas con los oídos bien abiertos.
- Abuelita, ¿por qué tienes los oídos tan grandes?
- Para escucharte mejor.
- Y, ¿para qué me dices que me amas?
- Para recordarlo y saborearte mejor.
- Abuelita, ¿por qué tienes los oídos tan grandes?
- Para escucharte mejor.
- Y, ¿para qué me dices que me amas?
- Para recordarlo y saborearte mejor.
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