martes, febrero 18, 2003

Parece mentira pero no, juro que no. Terminé de comer y salí a caminar como todos los días por las tardes, lo miré solito y sucio en la esquina junto a la basura. Lo tomé de la rama para serciorarme que estaba bien y seguí mi camino, no lo pude resistir, regresé y me lo llevé a la oficina. Lo econtré adentro de una cubeta de plástico fea y pintarrajeada. Me ayudaron a cargarlo, le cortaron las ramas dañadas, lo limpiaron y abajo de esa cubeta horrible, había una bonita maceta de barro rodeada de raíces. Sí, adopté un árbol de la calle.

Lo pienso mejor: supongo que es el fruto de mi encuentro, este fin de semana, con el bosque; ¡caramba! no conocía el método tan efectivo que tiene para seducir y fertilizar a una mujer.