Estoy tan concentrada en mi chamba que casi no he tenido tiempo para escribir. Lo hago mentalmente para mí y me doy unas divertidas, que al final olvido ponerlo aquí.
Han pasado muchas cosas: el cumple de Octavio, el cumple de mi niño de sol, Elías dejó de ser tuerto (por fin quedó bien del ojo izquierdo), el chico-chico anda triste de amor, el marri por las mismas, por fin apareció de nuevo el chico negro (cómo lo extrañaba), la Ceci partió (me agrada su bebé), le hice una jalada a Pedrito (sorry a veces me apendejo), la Claus entendió que sin berrinches nos llevamos mejor, mi jefe anda de un consentidor conmigo, mi sobrino me sacó de apuros como tantas otras veces, me encantó conocer en la intimidad al chico malo, tengo pendiente una cita con René, tuve una buena anécdota con ese asuntito de las nalgadas, el evento del metro salió bien, mañana será el cumple del señor-anciano-quejumbroso Poncho y una serie de cositas que han hecho mi vida estos días muy agradables.
Aunque este post de resumen y sonrisas espontáneas, por el no recuerdo del presente, está dedicado como buen danzón al chico (r) azul: un sillón rojo, una cazuela, muchas imágenes fantásticas, campanas y pianos, una oreja de pan, malteadas de chocolate y fresa, sopa de pasta, un cubo de sal azul. . . dejó de ser virtual.
Han pasado muchas cosas: el cumple de Octavio, el cumple de mi niño de sol, Elías dejó de ser tuerto (por fin quedó bien del ojo izquierdo), el chico-chico anda triste de amor, el marri por las mismas, por fin apareció de nuevo el chico negro (cómo lo extrañaba), la Ceci partió (me agrada su bebé), le hice una jalada a Pedrito (sorry a veces me apendejo), la Claus entendió que sin berrinches nos llevamos mejor, mi jefe anda de un consentidor conmigo, mi sobrino me sacó de apuros como tantas otras veces, me encantó conocer en la intimidad al chico malo, tengo pendiente una cita con René, tuve una buena anécdota con ese asuntito de las nalgadas, el evento del metro salió bien, mañana será el cumple del señor-anciano-quejumbroso Poncho y una serie de cositas que han hecho mi vida estos días muy agradables.
Aunque este post de resumen y sonrisas espontáneas, por el no recuerdo del presente, está dedicado como buen danzón al chico (r) azul: un sillón rojo, una cazuela, muchas imágenes fantásticas, campanas y pianos, una oreja de pan, malteadas de chocolate y fresa, sopa de pasta, un cubo de sal azul. . . dejó de ser virtual.
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