. . .desde el martes soy otra, de nuevo, aunque ya no pueda respirar. . .
Volví a chuparme las manos, éstas tocaron el suelo dejándome la lengua gris con sabor y sensación extraño que duró varias horas; ni el agua, ni el dentífrico los eliminan.
Cuando el sudor en mi frente baja, recorre mis párpados, los costados de mi nariz y llega a la boca humedeciendo mis labios dejando un sabor a sal.
Es curioso: traté de explicar el sentimiento que me provoca otra persona y lo único que a ti se te ocurrió preguntar fue: ¿conmigo también?-no, contigo, es diferente.
Nadar próximamente nadar.
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