Anoche Poncho me prestó un libro. Después, al regreso de cenar con Marri, me senté y leí un buen rato.
Tiene rato que contemplo la idea de tener una mascota, sin embargo, no encuentro nada que cumpla con mis necesidades o las necesidades que yo pueda cumplirle a la mascota: los perros necesitan estar con gente más tiempo, yo soy muy vaga; los gatos son independientes pero necesitan salir y conocer más gatos, yo soy mamona y no me gusta que usen mi casa de hotel; los pájaros me gustan mucho pero sacan de onda, no quiero prisioneros; y así seguí hasta que Elías me dijo "ya sé porque no tienes novio".
He vuelto a soñar desde hace unas semanas, tenía rato de no hacerlo o, lo correcto es, no me acordaba. Soñé que tenía una mascota, un par de ratas: blanca y negra (hembra y macho), por mamona yo creo, le llamé Ben al macho y Rata a la hembra, no tiene caso contar que pasó, el chiste es que la hembra se murió y el macho creció hasta convertirse en una ratotota que me hacía cariñitos y asesinaba a mi mamá, mis amigos y a todos los colados del sueño. Al despertar sentí felicidad, tranquilidad y nada de ganas de tener mascota.
Puede que sea el libro, puede que sea la cena, probablemente los dos, pero de que me gusta soñar, es en serio, me encanta.
Tiene rato que contemplo la idea de tener una mascota, sin embargo, no encuentro nada que cumpla con mis necesidades o las necesidades que yo pueda cumplirle a la mascota: los perros necesitan estar con gente más tiempo, yo soy muy vaga; los gatos son independientes pero necesitan salir y conocer más gatos, yo soy mamona y no me gusta que usen mi casa de hotel; los pájaros me gustan mucho pero sacan de onda, no quiero prisioneros; y así seguí hasta que Elías me dijo "ya sé porque no tienes novio".
He vuelto a soñar desde hace unas semanas, tenía rato de no hacerlo o, lo correcto es, no me acordaba. Soñé que tenía una mascota, un par de ratas: blanca y negra (hembra y macho), por mamona yo creo, le llamé Ben al macho y Rata a la hembra, no tiene caso contar que pasó, el chiste es que la hembra se murió y el macho creció hasta convertirse en una ratotota que me hacía cariñitos y asesinaba a mi mamá, mis amigos y a todos los colados del sueño. Al despertar sentí felicidad, tranquilidad y nada de ganas de tener mascota.
Puede que sea el libro, puede que sea la cena, probablemente los dos, pero de que me gusta soñar, es en serio, me encanta.
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