martes, abril 15, 2003

Anoche Poncho me prestó un libro. Después, al regreso de cenar con Marri, me senté y leí un buen rato.

Tiene rato que contemplo la idea de tener una mascota, sin embargo, no encuentro nada que cumpla con mis necesidades o las necesidades que yo pueda cumplirle a la mascota: los perros necesitan estar con gente más tiempo, yo soy muy vaga; los gatos son independientes pero necesitan salir y conocer más gatos, yo soy mamona y no me gusta que usen mi casa de hotel; los pájaros me gustan mucho pero sacan de onda, no quiero prisioneros; y así seguí hasta que Elías me dijo "ya sé porque no tienes novio".

He vuelto a soñar desde hace unas semanas, tenía rato de no hacerlo o, lo correcto es, no me acordaba. Soñé que tenía una mascota, un par de ratas: blanca y negra (hembra y macho), por mamona yo creo, le llamé Ben al macho y Rata a la hembra, no tiene caso contar que pasó, el chiste es que la hembra se murió y el macho creció hasta convertirse en una ratotota que me hacía cariñitos y asesinaba a mi mamá, mis amigos y a todos los colados del sueño. Al despertar sentí felicidad, tranquilidad y nada de ganas de tener mascota.

Puede que sea el libro, puede que sea la cena, probablemente los dos, pero de que me gusta soñar, es en serio, me encanta.