martes, noviembre 12, 2002

No soporto a mis vecinos y el sentimiento es mutuo.

Somos cuatro departamentos: la del uno soy yo; la del dos desapareció; los del tres son la familia modelo pero exageradamente amables, casi insoportables, los sorprendo espiando en las escaleras para ver quien entra a mi casa; los del cuatro son lo contrario de los del tres, se pelean, se ponen los cuernos y la hija le grita a su papá. ¿cómo me entero de esto?, fácil, gritan en los pasillos, el garage y la azotea.

En la peda le dije a un amigo: "mi vecina del cuatro necesita una buena cogida", ese día a las seis de la mañana bajó como vaca loca gritándole a su hijo; no aguantamos la risa y cogimos nosotros a su salud y por su rutinaria vida.